Pero claro, si eres un pequeño oso panda y tu madre está dormida como un tronco, otro de los placeres que te ofrece esta vida es intentar despertarla por todos los medios a tu alcance, y de paso, juegas a que eres un oso escalador luchando contra enemigos gigantes a los que hay que morder sin parar. Merece la pena el juego, aunque acabes dando vueltas como una peonza.
Más placeres
miércoles, 6 de febrero de 2013
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