Cuando un ingeniero con ingenio tiene un perro, se las apaña para que éste no se aburra. No hay nada que le guste más a un perro que le tires la pelota una y otra vez. Así que el ingeniero con ingenio se pone manos a la obra y le construye un artefacto para que él mismo (el perrín) se tire la pelota. A mi el pobre chucho me da un poco de pena, siempre jugando tan solito, pero mejor eso que estar mirando el paisaje, ¿no?
El perro del ingeniero
lunes, 2 de junio de 2014
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