Querer es poder

martes, 17 de mayo de 2011

Un peluquero chino se enamoró perdidamente del Lamborghini Reventón, cosa que no me extraña porque somos muchos los que estamos locos por semejante belleza. Pero él, lejos de mirarlo sólo en fotos y, como no tenía el pastón que cuesta (los peluqueros chinos no ganan mucho, a pesar de la cantidad de cabezas que hay en China), se está construyendo uno.
De momento parece un coche de Mad Max, pero tiene su mérito.







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