Padres adoptivos

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Es la historia de una pequeña ardilla que quedó huérfana tras caer de su nido. Una de esas buenas personas que hay por ahí  la recogió y la crió a biberón (mejor dicho, a jeringuilla), hasta que tuvo la brillante idea de presentársela a su pareja de perros. Ellos hicieron lo que hay que hacer, que para eso son perros: adoptaron a la ardillita y desde entonces la cuidan como si fuera su propia hija. Y ella, tan contenta.











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