Nada más difícil, que mantener la tranquilidad en un enorme terremoto que sacude todo cuanto te rodea, incluyéndote a ti mismo. Si además tienes en brazos a tu hijo pequeño, ser capaz de transmitirle calma y seguridad, tragándote tu miedo y tus ganas de salir corriendo, es una simple heroicidad. Una experiencia traumática para el chavalín, seguramente no deje mayores huellas en él gracias al valor de su madre.
Impresionante.
El valor de una madre
viernes, 30 de marzo de 2012
Etiquetas: humanidad
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