El santo Job, aparte de hacer miles de cosas que no conozco, es famoso por su paciencia. Debía de ser la leche, porque vivió hace miles de años y todavía se habla de él por ese motivo.
Pues bien, el santo Job es un histérico al lado de este perro. No sólo espera durante media hora a que el imbécil su dueño le construya un castillito de galletas en todo el morro, sino que lo mantiene en equilibrio hasta que al sádico del dueño le da la gana.
Hay seres humanos que no se merecen pertenecer a sus perros.
El santo Job
domingo, 11 de septiembre de 2011
Etiquetas: animales
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