Alegría gatuna

viernes, 28 de marzo de 2014

A mí hay pocas cosas que me carguen más las pilas que ver a Loli, mi teckel, dando saltos de alegría cuando llego a casa. Se deshace en mimos, se agarra a mi, me lame, me empuja y me demuestra lo que es la lealtad y el cariño auténtico. Pero nunca pensé que un gato pudiera hacer algo parecido. Tenemos la idea de que los gatos son muy despegados, demasiado independientes, que ignoran al amo y sólamente están en casa porque no tienen un lugar mejor adonde ir. Pues no, ni de coña, no es así. Son diferentes, nada más.
(Imprescindible sonido)


0 comentarios: