Hay pocas cosas que me gusten menos que un atasco. Tengo que pensar en un programa de la tele de esos del corazón (mejnor dicho, de la caspa y del cotilleo miserable) para sentir una sensación igual de desagradable que la de estar rodeado de coches parados perdiendo el tiempo miserablemente. En Vietnam también hay muchos coches e infinitas motos, pero se las arreglan para que no haya atascos. ¿Cómo?
Muy fácil: tú tiras para delante pase lo que pase, esquivas lo vehículos que te vayas encontrando y rezas lo que sepas para que nadie te embista. Madre de mi vida.
El hormiguero mecánico
domingo, 2 de marzo de 2014
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