Érase una vez... pero ya no

domingo, 2 de marzo de 2014

Va a ser la primera novela de Marina Madness ("Érase una vez... pero ya no"), una lectora de este blog con un enorme talento para escribir. Os pongo el inicio para que vayáis abriendo boca, porque seguro que el resto merecerá la pena:

Siempre me han gustado los mercadillos. De pequeña, mi padre me llevaba los domingos a comprarme pulseritas y trastos que mi madre odiaba. Así que, en cuanto vi el anuncio de este, obligué a mis padres a traerme.
-Esa pulserita son cincuenta céntimos, cielo- me dice el hombre del puesto que estoy mirando.
No es más que un trocito de hilo, pero sé que a mi abuela le encantará, así que la compro. Fue de ella de quien saqué mi pasión por los mercadillos, se lo debo.
Al día siguiente mis padres me llevan a su casa. Al entrar no puedo evitar fijarme en lo antigua que parece, ahora casi todas las casas son blancas y cuadradas, los ladrillos y el tejado a dos aguas pasaron de moda hace muchísimos años.
-¡Hola, cielo! ¡Qué alta! ¿Qué tal?-me dice mi abuela.
-¡Hola! Ayer fui a un mercadillo, te he comprado una cosita- digo mientras le doy la pulserita-, no es más que un detallito…
Me paro al comprobar que está conteniendo las lágrimas. Me agarra de la mano y me lleva a su cuarto. Una vez allí, me mira muy seria y dice:
-Siéntate, por favor. Tenemos que hablar.
 Una vez estoy sentada, me pregunta:
-¿No sabes lo peligrosas que son estas pulseras? ¿No sabes lo peligroso que puede ser enterarte de algo que no deberías saber? Esto es cosa mala, niña, pero gracias, aun así, supongo…
-Pe… perdón abuela…-¡Es un trocito de hilo de colores! A veces a mi abuela se le va la cabeza- Pero… ¿Qué tiene de especial esa pulserita?
-Es una pulsera de los deseos, en teoría te conceden lo que quieras, pero no funciona así. Estas pulseras, si tu vida tiene algo raro, te lo desvelan para cumplir tu deseo de la forma más tergiversada posible. Ojalá nunca hubiera sabido esto, pero no fue así… ¡Ay niña, en lo que te has metido!… Tu tonta cabecita la has heredado de él… Y también su carita, oh, qué bello era… pero un insensato… -Sigue murmurando cosas sin sentido un rato, hasta que dice- ¿Te he hablado alguna vez de tu abuelo?
Ahí comenzó la historia que me cambió la forma de pensar. Mi abuela, una viuda con una vida sencilla, había vivido la mayor aventura que jamás imaginé que podría llegar a ser real.

1 comentarios:

Mari Posa dijo...

flipo...... que siga por favor!!!!!!!!