Rana cocida

domingo, 2 de marzo de 2014

¿Has oído hablar del Síndrome de la Rana Cocida?
Olivier Clerc, especialista en bienestar y desarrollo personal nacido en Ginebra y afincado hoy en Borgoña, escribió en el año 2005 un libro titulado “La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida”. Entre las historias que plantea, una lleva el título del libro. Parece ser que esta alegoría fue propuesta por primera vez en el libro de Marty Rubin “The boiled Frog Syndrome”, publicado en 1987.
Imagina una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Imagina ahora (¡es pura imaginación, ninguna rana está en peligro, tranquilos), que calentamos el agua a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando tranquila.
Seguimos calentando el agua (recuerda, es pura imaginación): ahora la temperatura es alta, pero ella no se inquieta y además el calor le produce algo de fatiga y somnolencia.
El agua se sigue calentando y ahora ya está muy caliente. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Si siguiéramos con nuestro sádico experimento, llegaríamos a cocer a la rana sin que ésta hiciera nada por salvarse (en nuestro experimento imaginario hemos salvado a la rana, le hemos dado unas moscas de premio y está feliz en su charca).
Es un experimento rico en enseñanzas,según el autor. Nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía.
Muchas mujeres aguantan el maltrato porque se han acostumbrado y ESO NO PUEDE SER. Nadie tiene derecho a maltratar a nadie. Si ves el más mínimo signo de calentamiento en el agua, pega un salto y vete, o lucha por apagar el fuego, pero nunca te quedes quieta aguantando, jamás.



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