Yo hace muchos años le construí a Paulova una casita de muñecas que todavía conserva. Lo hice en mis ratos libres con materiales reciclados que iba sacando de por ahí. Tenía mi taller en un garaje en el que hacía un frío que se morían los pingüinos, pero me encantó la experiencia. Un día que estaba en ello, oía un ruido cerca de mi, una especie de silbido como el que hace el agua cuando se escapa de una tubería. Ya me tenía mosqueado así que empecé a buscar de dónde salía, lo que me llevó a unas ruedas de invierno que tenía almacenadas en el fondo de la habitación. Levanté la manta que las cubría y ¡zas! una enorme serpiente me lanza un mordisco a la mano. Desde entonces, asocio las casitas de muñeacs con las culebras, por lo que las tengo un poco de manía (a ambas). Ésta, sin embargo, parece curiosa. Mirad dónde está hecha.
Casita de muñecas
sábado, 12 de enero de 2013
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