Ya sabéis, salvarse por los pelos. En el primer caso, un anciano cruza una helada calle en Rusia, mientras un conductor intenta frenar su coche para no llevárselo puesto. El segundo es peor: el típico salvaje que va a toda leche velocidad, mientras alguien que cruza le limpia los cristales con el abrigo.
Simplemente, no les había llegado la hora...
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miércoles, 23 de enero de 2013
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