Mi corresponsal en Japón me manda unas fotos porque dice que desde que sucedió lo del fin del mundo, a la gente se le ha ido un poco la pinza. Cuando hablé el otro día por teléfono con él para que me diera su número de cuenta y pagarle por el reportaje, le noté preocupado y como tristón, pero lo que más me llamó la atención fue que me dijo que se le había estropeado el móvil y que me llamaba desde la alcachofa de la ducha. Pense que tendría gases o cualquier otra cosa similar de las que aturden a las neuronas, pero ahora, al ver las fotos, creo que tiene razón: el fin del mundo les ha vuelto locos. Como cabras están.
Japoneses
jueves, 17 de enero de 2013
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