La bondad

miércoles, 16 de enero de 2013

Como os decía en la entrada anterior, por supuesto que hay gente buena en el mundo, y son (somos, creo...) mogollón. Pero hace más ruido un tío gritando que cien mil personas calladas. Los malos resaltan más, se les nota mucho, mientras que la gente buena suele ser discreta y calladita. Yo pienso que en mi vida he conocido menos de diez personas realmente malas, de las que hacen daño a los demás sin importarle un bledo lo que les ocurra (a los demás, ellos sí que se cuidan mucho de sí mismos...) El resto de los que he conocido que no hacían cosas buenas, era por equivocación, problemas personales o malos antecedentes familiares que condicionaban su actitud ante los demás y ante la vida. O sea, no eran gente realmente mala, sino personas de esas que si te portas bien con ellas, pueden llegar a cambiar y meterse al lado del Bien y de la Luz, en lugar de seguir en el Reverso Tenebroso que no te lleva más que a la desesperación y al abismo. Y es real, os lo aseguro.
Pero insisto, gente buena la hay, y a patadas.











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