Hay pocos bichos más tontos que una oveja, pobrecitas mías. Por lo menos mi experiencia con ellas ha sido breve pero esclarecedora: no se enteran de ná. Hace años, por delante de mi casa pasaba todos los días un rebaño y un día, una de ellas se paró y allí mismo parió un corderito. Ella no hacía más que balar como una loca, así que agarré al recién nacido y me fui hacia donde estaba el rebaño. Lo malo es que ella no se enteraba de que yo llevaba a su hijo, por lo que tuve que ir empujándola todo el camino para que no se perdiera. Cuando llegamos, dejé el cordero en el suelo, pero ella se fue con sus colegas, yo creo que se había olvidado de que era su hijo.
Éstas del vídeo deben ser familiares de aquélla, porque son igual de listas. Si el coche no llega a avanzar, siguen dando vueltas hasta que se mueran.
¡Oveeeeja!
miércoles, 1 de febrero de 2012
Etiquetas: animales
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