Aquí mi prima Camille, a la que familiarmente llamamos Camillina, tiene una habilidad fascinante: fabrica bebés, aunque son tan enanos que más parecen fetos. Los hace con pasta de almendras y clara de huevo (esto es totalmente cierto) y, como se pasa una semana trabajando con cada fetillo, le salen tan realistas que dan como repelús. A mucha gente le encantan y se los compran para llevarlos en el coche, en el bolso, colgados del móvil o atados el piercing del ombligo, pero a mi me dan un poco de asquito, no os lo puedo negar. Camillina, a la que yo llamo familiarmente Camillillinita, me mandó uno de regalo por mi cumple, y se lo regalé a uno que vino a venderme congelados a casa, porque me daba mal rollo que el fetillo un día se pusiera a llorar.
Bebés falsos
viernes, 16 de noviembre de 2012
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