Van en un vagón de tren una gorda, una rubia guapísima, un catalán y un sevillano (vaaale, cambiad los lugares de nacimiento según os dé la gana: un madrileño y un extremeño, un gallego y un andaluz...).
El tren se mete en un túnel y se queda el vagón a oscuras; entonces se oye un guantazo enorme: PLASSS!!!”.
El tren atraviesa el túnel y vuelve la luz. Los cuatro pasajeros se quedan pensando en lo que ha podido ocurrir.
La gorda piensa: “seguro que el de Sevilla le ha metido mano a la rubia, la rubia se ha mosqueado y le ha dado un guantazo”.
La rubia piensa: “seguro que el de Sevilla ha intentado meterme mano, se ha equivocado y la gorda le ha metido un tortazo”.
El catalán, por su parte, piensa: “seguro que el sevillano le ha metido mano a la rubia, la rubia se ha equivocado y me ha pegado a mi”.
Finalmente, el sevillano piensa: “a ver si llega otro túnel y le meto otra leche al catalán”.
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