Adoro este país. Por motivos de trabajo tengo que pasarme las semanas de una ciudad a otra, recorriendome la península de norte a sur y de este a oeste. Y cuanto más viajo más me gusta España. Voy muchísimo a Barcelona y me lo paso pipa con su amabilidad y sentido del humor: gente educada y agradable, de enorme hospitalidad. Ayer estaba en Granada. Me hice muy amigo del taxista que me llevó al aeropuerto, tanto que me dió su teléfono y me invitó a pasar el fin de semana que yo quiera con su familia en una bonita casa que se ha construido en la sierra granadina, saboreando el vino que hace con sus propias manos y el queso de cabra que fabrica su cuñada. Hace una semana me pasó algo muy parecido con el taxista que me trasladaba desde Sitges a Barcelona, y hace menos de un mes, un chófer de Alicante me quería invitar a comer, sólo porque descubrimos que a los dos nos encantan los coches. Podría seguir contando ejemplos durante un día entero: médicos y enfermeras (les doy muchos cursos) que se desviven porque estés a gusto, que se preocupan por tí y te escriben para agradecerte el tiempo que les has dedicado, empleados de hotel que te buscan una cena aunque la cocina esté cerrada, etc.etc.. Es un país de gente buena, trabajadora y divertida, a pesar de la que nos está cayendo encima. Da gusto vivir en un sitio así. No os perdáis esta joya de vídeo que me ha mandado una rubia de ojos azules que me encanta.
La crisis española
domingo, 11 de noviembre de 2012
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