Siempre se ha dicho, por lo menos en mi pueblo, que cuando alguien anda mal de la cabeza, está más loco que una cabra. Y es verdad que estos animalejos, además de oler de forma, digamos, poco agradable, hacen cosas que parecen demostrar que tienen algunas neuronas sueltas por el cerebro.
Este rollo viene a cuento porque iba yo el otro día de paseo por los Alpes italianos, cuando me encontré una bonita presa. Era un paisaje muy bucólico, con el agua, las montañas, las plantitas, la antena de los móviles, y...¡espera! ¿qué es aquéllo que se ve sobre la pared de la presa? "Son matorrales" contestó mi rubia acompañante. "¿Matorrales? ¡Pero si se mueven y balan! ¡Qué coño van a ser matorrales!" repliqué yo, con mi elegancia habitual.
Por una vez en la vida tenía yo razón: no eran matorrales. Qué vértigo, por Dios.
Como una cabra
viernes, 16 de noviembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario