Esta buena señora con cara de angelito, en realidad era un ángel como una catedral de grande. Falleció en 2008 a los 98 años y nunca le dieron el premio Nobel de la Paz, aunque se lo merecía más que nadie. Durante la II Guerra Mundial consiguió permiso para trabajar en el ghetto de Varsovia como especialista en alcantarillado. Pero sus intenciones eran otras: conocía, ya que era alemana, los planes de los nazis para los judíos, por lo que sacaba niños escondidos en su caja de herramientas y en sacos en la parte trasera de su camioneta, con enorme riesgo para su propia vida. Tenía un perro que llevaba en la trasera de su camioneta y al que enseñó a ladrar a los nazis. Como el perro ladraba, los nazis no se acercaban a registrarla, y así, además, tapaba los ruidos que hacían los niños escondidos en los sacos. Con su astucia consiguió salvar a ¡2.500 niños! Finalmente fue descubierta y torturada hasta casi la muerte, pero sobrevivió y como llevaba un registro de todos los niños que sacaba del ghetto, tras la guerra intentó localizar a los padres. La mayoría había muerto en las cámaras de gas.
Irena fue propuesta para el premio Nobel de la Paz, pero prefirieron dárselo a Al Gore...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario