No sé por qué, pero un niño de entre doce y quince años es un peligro andante. Y lo digo por experiencia propia, porque a esa edad no se me ocurrían más que burradas. Hagas lo que hagas, aunque sean cosas con la mejor intención, la probabilidad de montar algún destrozo es inmensa. ¿Quieres sorprender a tus amigos con el truco del mantel? Pues más vale que se aparte de tu lado el resto del mundo porque seguro que el tema acaba en catástrofe...
Cuidado, que voy
martes, 31 de enero de 2012
Etiquetas: curiosidades
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