Soplar una vela de cumpleaños puede ser todo un problema cuando tienes tres años y no controlas demasiado el asunto. Eso sí, como soy mujer y medio gata, si yo digo que apago la vela, apago la vela aunque me deje los pulmones en el intento. Esto le pasa a un niño y sólo pueden pasar dos cosas: o se pone a llorar o escupe encima de la vela.
El futuro es de la mujeres, os lo digo yo.
Apaga y vámonos
miércoles, 25 de enero de 2012
Etiquetas: humanidad
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