Mi primo segundo Angelino (nada angelical, es más burro que un arado), compite en carreras de bicis, y siempre pincha o se cae o le da diarrea en plena subida a un puerto, algo muy desagradable para él y para el público que ha ido a contemplar el evento.
El caso es que estaba el otro día corriendo en la Clásica de los Alcornocales, muy cerca de Persington en Ohio, cuando de repente notó que la bici hacía como pedorretas, por lo que pidió a su manager de equipo (mi tío segundo Arpegio) que se la cambiaran en cuanto pasaran por el control.
Mira, otra cosa no harán estos dos, porque no tienen muchas luces, pero cambiar de bici... eso lo hacen mejor que nadie. Tan bien, tan bien, que casi ni se ve cómo lo hacen.
Ahora tienes bici, ahora tienes otra bici
domingo, 30 de septiembre de 2012
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