¿Vosotros qué tal dormís? ¿Sois de los que os metéis en la cama y al medio minuto estáis roncando como cerdos benditos? ¿O de los que primero leéis, luego oís la radio y para acabar dáis doscientas ochenta vueltas a la cama antes de enganchar el sueño? Yo, depende del día, o mejor dicho, de la noche. Hay noches que tardo un montón en dormirme y otras en las que leo, oigo la radio y doy doscientas ochenta vueltas a la cama antes de enganchar el sueño. Es cosa de familia. Por ejemplo, uno de mis primos, que se llama Anafiláctico pero al que apodamos Anafilactín (para acortar) hubo una noche en la que tardó alrededor de veinte horas en dormirse. Casi ya había amanecido cuando se quedó frito. Mi tía Julieta, en cambio, aún siendo de la misma familia tanto por lado materno como por el paterno, se acostaba y ¡pum! tardaba poco menos de tres horas en empezar a dormir. Todo quedó solucionado el día en que nuestro médico de familia (digo nuestro porque era de nuestra propiedad, antiguamente los médicos se podían comprar) nos dijo que lo más importante para dormir bien es la postura y el sitio que elijas para ello. Qué gran verdad: fue buscar el lugar adecuado y comenzamos todos a dormirnos en menos de hora y media. Qué gozada, oye.
Oye tronco, cómo ronco
jueves, 13 de septiembre de 2012
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