Ayer, cuando estaba en Rusia y tras el susto del adelantamiento, vi en el pueblo de mi primo algo increíble. Allí no hay crisis, simplemente es que jamás han tenido ni un duro para nada. Por ello, los jóvenes de Cogolledo que quieren comprarse una moto japonesa potente, lo que hacen es comprarse una lata de refresco. Con su sistema, que podéis ver en el vídeo, disfrutan casi de las mismas sensaciones que en la moto, pero ahorrándose la gasolina, el seguro, el casco, las revisiones, los cambios de ruedas, las multas de tráfico, los taxistas con su pegatina antipedos que no saben respetar a las motos, y mil cosas más.
Santiaguín, uno de los chicos del pueblo, ruso de pura cepa, nos hace una demostración:
Amoto rusa
sábado, 15 de septiembre de 2012
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