¡Socorro!

Dos perros han quedado atrapados en una canoa que se desliza río abajo. Sus gemidos ponen a guardia a un precioso labrador (otro perro, no es que hubiera campesinos por allí) que se lanza sin pensarlo para salvarles. Al final, todos más contentos que un tonto con una tiza.
Hombre, la escena parece más bien preparada pero merece la pena.