En Rusia las ciencias avanzan a pasos agigantados. No es que haya mucha pasta para ello, pero como son bien listos y trabajadores, inventan unas cosas estupendas sin darse casi ni cuenta. Por ejemplo, mi tío Yuri, el de Vladivostok, ha inventado la teleportación. El domingo pasado, como se aburría, se metió entre pecho y espalda una botella de vodka, agarró un papel y un boli, y en menos de media hora había completado el invento. Ahora lo está probando con los ancianos del vecindario, que están encantados porque se ahorran un montón de kilómetros para ir a la compra con la bici. Mirad aquí como aparece de repente el Protasio, un amigo suyo emigrado de Soria.
Teleportación
martes, 18 de diciembre de 2012
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