El que dude que el ángel de la guarda existe y que además hace horas extra es que no se entera de nada. No hay más accidentes porque él no quiere, no porque pongamos medios necesarios para que no se produzcan situaciones de peligro. Confiamos en la suerte, en que nunca pasa nada y ¡zás! luego vienen los lloros. No hay más que ver cómo conducen algunos/as: hace un par de semanas, cuando recogía a mis hijas del colegio, vi cómo salía una madre en un coche hablando por el móvil con una mano, mientras con la otra mantenía un cigarro encendido y manejaba el volante como podía. Sus cuatro hijos pequeños saltaban enloquecidos entre los asientos delanteros y traseros, como si aquello fuera un parque de camas elásticas. Me imagino que si tiene un día un accidente y alguien sale mal parado (ojalá no pase nunca) dirán que ha sido cosa de la mala suerte...
¿Estás seguro?
martes, 21 de enero de 2014
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