Eso es lo que había en algunas zonas de Alaska la semana pasada. Una brisita tan tenue, sutil y ligera que hizo despegar a una avioneta aparcada, sin ayuda de ningún motor. Y os preguntaréis: ¿si había esa brisita, por qué no ataron la avioneta para evitarlo?. Yo os respondo: porque los que la tenían que atar habían salido volando minutos antes, y estaban ya camino del océano pacífico. Paberse matao.
Ligera brisa del norte
sábado, 19 de noviembre de 2011
Etiquetas: aviones
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