Ser presidente o vocal en una mesa electoral es un coñazo privilegio que tienen los pocos afortunados a los que les toca. ¿Qué mejor plan puede haber que pasarte un domingo ante una urna? ¿Acaso puede haber algo más excitante? Pues sí, sí que lo hay: abrir las urnas y ver lo que el respetable ha introducido en ellas. Porque hasta cuando se vota hay gente que se toma las cosas a risa o, simplemente, expresa su rechazo hacia un sistema que no les convence. Candidatos que no se han presentado y que la gente reclama (Ninuski, ése te va a gustar), trozos de chorizo o partidos políticos inventados, son algunas de las novedades que encontraron los de las mesas a la hora de hacer recuento. Yo por Perry también votaba, seguro que lo hacía mejor que muchos.
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