Jennifer, mi prima la de Ohio, me manda estas fotos de su amiga Araceli. Antes era un verdadero tonel, hasta que un día se hartó y se propuso adelgazar. Dejó de comer fabadas, hamburguesas, pan y chuches, perdió 32 kilitos y se ha convertido en ese bombón que sale en las fotos. No es que ahora sea mejor, es la misma persona que antes, pero vive mucho más feliz y mucho más sana. Dice Jennifer que el problema es que ahora le levanta los novios, que a ver si me puedo traer a Araceli a España porque la tiene frita.
Yo, encantado.
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