Mactimos

jueves, 29 de diciembre de 2011

Todas las empresas tienen sus alter-egos piratas que les chupan la sangre como vampiros, aprovechando su imagen para vender a su costa. Macdonalds no se libra de ello, aunque hay algunos que, de puro chapuceros, dan hasta ganas e ir a tomarse una hamburguesa o lo que sea que te pongan. Pobrecillos, qué penita.















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