Imagínate la historia: ahorras durante unos buenos años para darte el capricho de tu vida, unas buenas vacaciones en las islas Bahamas, sitio paradisíaco donde los haya. Tú llegas en tu avión, te alojas en un buen hotel y al día siguiente, muriéndote de ganas, bajas a la playa a pegarte un buen chapuzón.
Entonces, aparece la fauna de Bahamas. ¿Qué serán? ¿tiburones exóticos? ¿iguanas de colores? ¿algún loro hablador?
Pues no, nada de eso. Aunque también tienen su gracia...
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