Si alguno habéis sufrido un cólico nefrítico, sabréis que es un dolor de volverte loco. Incluso cuando las pidrecitas que echas son tan pequeñas como la mitad de una lenteja, parece que te están clavando puñales dentro del cuerpo. Mirad lo que me ha mandado mi tío Aristóteles: ha producido una piedra en uno de sus riñones, que ha pesado un kilo (la piedra, no el riñón). Por supuesto no la ha echado por donde se suelen echar, sino que le han operado. Al agarrarla tras la extracción, se le escurrió a la enfermera de las manos, le cayó en el pié y le rompió tres dedos.
Ahora la usan de pisapapeles (a la piedra, no a la enfermera)
Rocas en el riñón
domingo, 4 de diciembre de 2011
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