Precisamente ayer estaba yo volando con mi nuevo juguetito, un caza bombardero F-18 que me compré hace unas semanas de segunda mano con pocos kilómetros, cuando, al dar una curva, ví a mi perra a lo lejos, derrapé y se me fué de las manos.
Oye, menos mal que llevaba el paracaídas a punto, porque si no, me escoño mato.
¿Que qué hacía la perra? Mordiendo a un perro, claro. Al perro de mi prima Jennifer.
Adiós a mi avión
miércoles, 12 de octubre de 2011
Etiquetas: aviones
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