Orencio, además de aparcar como un maestro, está de cocinero en un tugurio de su ciudad, Singapur. Cuando le contrataron para el puesto, le dijeron que tendría que ir vestido de forma especial y él, pensando que se referían al típico gorro y mandil blancos de los cocineros, aceptó. Luego se enteró que se referían a vestirse de cabaretera con orejitas y todo, pero como la cosa está muy chunga, siguió aceptando. Para superar la vergüenza que le da y como está más liado que la pierna de un romano, se bebe las cervezas en menos de un segundo. Literalmente.
Ahora hay una cerveza, ahora ya no está
lunes, 31 de octubre de 2011
Etiquetas: curiosidades
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario