Hay pocas cosas más aburridas que un ascensor. No sólo es que el viajecito sea un coñazo tostón, sino que el decorado que suelen poner es soso y deprimente. Salvo en éste que hay en Nueva York. El genio que lo creó ha debido leer muchas novelas de Stephen King, porque parece sacado directamente de una de ellas. No os lo perdáis.
Ascensor con sorpresa
miércoles, 5 de octubre de 2011
Etiquetas: creatividad
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